Cirugía de cadera
y rodilla
Hay una clave que no falla: dolor, dolor y dolor. La operación es la opción que ponemos en marcha cuando hemos utilizado ya otras posibilidades, como la fisioterapia, los antiinflamatorios o las infiltraciones. La cirugía es, por tanto, el último paso.
No hay una regla escrita y depende de si estamos hablando de una fractura o de un desgaste de la articulación, que afecta más al cartílago y menos al hueso. En el primer caso en un paciente joven y con fisioterapia limitada, la vuelta completa a la normalidad puede estar entre dos y tres meses.
Sí, con un posoperatorio adecuado y ejercicios se recupera en la mayoría de los casos.
La persona más joven tiene capacidad de recuperación, pero siempre depende del tipo de fractura. Una fractura de un hueso, por ejemplo, tiene, en general, mejor solución quirúrgica que una fractura que afecta a una articulación.
Lo mejor es no tener prisa. Cuanto más rápido y más forcemos este proceso, menos garantías de lograr la total recuperación tendremos.
Lo ideal es hacer un deporte moderado, que nos permita regenerar el hueso, y que evite el impacto. Caminar mejor que correr, correr en cinta mejor que en el exterior y, desde luego, nadar, que es un ejercicio completo.
Mucho. La alimentación saludable es algo fundamental. Ayuda también mucho la vitamina D, que aporta el sol, pero en ocasiones es bueno un complemento para evitar la osteoporosis
Sin duda. Muchas personas que tienen artrosis de rodilla, por ejemplo, consiguen evitar o retrasar la prótesis cuando adelgazan.
Puede ayudar cuando no hay una enfermedad estructural, o una artrosis importante. Mantiene la articulación en un entorno óptimo.
Son materiales que los médicos especializados en ellos utilizamos en las operaciones de cadera y rodilla. Son biocompatibles y permiten que las prótesis se fijen mucho más al hueso. Un ejemplo de ellos es el tantalio, un material más poroso que el titanio y que permite que el hueso se integre mejor.
Es una técnica depurada que utilizamos para evitar menos incisión, de tal manera que también se evita menos pérdida de sangre en las cirugías.
Son un paso más, ayudan sin duda, pero es fundamental que siempre sea un médico el que tenga absolutamente todo el protagonismo en la operación. Los robots aportan nueva tecnología que, bien dirigida por el cirujano especializado en su manejo, se convierten en un apoyo.
